viernes, 15 de enero de 2010

QUE NOS DICE LA BIBLIA A PROPÓSITO DEL INFIERNO?

QUE NOS DICE LA BIBLIA A PROPÓSITO DEL INFIERNO?

La existencia del infierno parece contradecir la amorosa paternidad de Dios. ¿Nos soluciona la Biblia ese problema? Respuesta: ¡Sí! Dándonos todos los elementos aclaradores:

a) EL HOMBRE HA SIDO CREADO SOBERANAMENTE LIBRE: "Dios, leemos en Eclesiástico 15, al crear al hombre, LO DEJÓ EN MANOS DE SU PROPIO ALBEDRÍO". Es decir, con la potestad, de obrar según su propio gusto y voluntad, sin sujeción alguna. Este privilegio implica que somos plenamente responsables de nuestros actos, y de las CONSECUENCIAS de estos: "Mira", nos dice Dios en Deuteronomio 30, "Yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia. Si amas a tu Dios, sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, VIVIRÁS y tu Dios te BENDECIRÁ en la tierra que vas a poseer. Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, si te dejas arrastrar PERECERÉIS SIN REMEDIO".
b) EN VIRTUD DE SU JUSTICIA DIOS ESTÁ OBLIGADO A DAR A CADA UNO LO QUE MERECE, como San Pablo advierte a los Romanos en el capítulo 2: "Dios ha de pagar a cada uno según sus obras: dando la vida eterna a los que perseveran en las buenas obras, y derramando su indignación sobre los que abrazan la injusticia".

c) NO FUE DIOS QUIEN QUISO EL INFIERNO NI DEBEN LAS TORTURAS DEL INFIERNO ATRIBUIRSE A ÉL: "Dios es bondadoso en todas sus acciones, es cariñoso con todas sus criaturas", reza el Salmo 144. El infierno tiene su origen en la rebelión de los ángeles, que allí se escondieron de Dios, alejándose de las alas de su Ternura. De este suceso dejó Isaías 14 una descripción dramática: "¡Cómo caíste del Cielo, oh Lucifer... Tú que decías en tu corazón: Subiré al Cielo, en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y seré semejante al Altísimo.. Es el hombre mismo, quien, separándose del Amor divino y fraterno, queda envuelto, por su propia culpa, en el hielo de la maldad y del odio. Y son los demonios, a quienes el hombre con cuerpo y alma se ha entregado, los que lo torturarán por toda la eternidad: "Por envidia del diablo entró la muerte al mundo, y la experimentan los que le pertenecen" nos avisa Sabiduría 2. ¿Culparemos a Dios por la triste suerte de quien se aleja de Él? ¿Culparemos al padre de la parábola del "hijo pródigo" si éste hijo nunca hubiese vuelto a la casa paterna? ¡Libre es el hombre par amar o para odiar! ¡Para quedarse en la casa del Padre o preferir el alimento de los "cerdos"! Pero está ampliamente avisado: Si elige el mal y muere en esta rebelión, los demonios tendrán todo el derecho de llevárselo. Y ¡que no venga después con lamentos! Fue ampliamente avisado.